Con los más altos índices por enfermedad respiratoria aguda por la contaminación del Valle de Sogamoso, alfareros cambiaron sus hornos de cal y ladrillo por bonos ambientales.
La densa, grisácea y tóxica nube de humo que Plinio Tenza veía al levantarse todos los días sobre el valle de Sogamoso se ha ido disolviendo. Desde su casa, ubicada en la vereda Buenavista, ya puede contemplar lo hermoso del cielo azul, las blancas nubes que antes se confundían con el humo que salía de los hornos para fabricación de cal y ladrillo. Ya puede ver las montañas a lo lejos y respirar un aire que siente diferente, menos pesado, más puro.
Plinio es uno de los 150 artesanos dedicados a la alfarería y a la producción de cal que desde principios de este año decidieron apagar, para siempre, los hornos que hacían que el extenso valle fuera, hasta hace dos años, la cuarta zona industrializada con más polución atmosférica de Colombia y uno de los lugares con mayor índice de enfermedades respiratorias.
Ver mas aqui: Revista Catorce6